Tesis: el poder decide.
Antítesis: la locura es el poder.
Síntesis: la locura decide.
El encuentro fue en la plaza del mercado, a la tarde, cuando ésta más repleta de gente se hallaba.
La gente del pueblo detuvo por unos momentos sus tareas, conscientes de aquel enfrentamiento previsto e indeseable.
Después de todo, lo que para la corte era un signo de locura al rechazar la princesa los atributos que le correspondían a su status; al pueblo aquello le sentaba como el anuncio de tiempos mejores, pues veían aquel rechazo a los pesados oropeles, que la corte había obtenido por medio de pesados impuestos, como un augurio para cuando la princesa se transformase en reina. Ella, se decían, les daría un trato más generoso a ellos, a sus cosechas y a sus hijos, como por siglos lo habían prometido en vano las autoridades.
A tal esperanza la amenazaba, sin embargo, la posibilidad que un día la princesa, contra su voluntad, fuese desposada con algún príncipe extranjero, tan deseoso como el rey, o más, de recoger hasta el último gramo de sus cosechas sin importarle el destino de sus súbditos.
Esa bien podría ser la única inquietud que atormentada sus vidas si no fuera por la presencia de un hombre.
Un desconocido alto y flaco, venido de afuera del pueblo a quienes todos le llamaban, por lo bajo, pues tales cosas no deben ser escuchadas por oídos no preparados, como el… forastero.
(eh, la historia anota acá que la gente de ese poblado era tan ignorante que creían que la palabra forastero era un insulto)
Nadie sabía cómo se...