Solo escucha

-Ven muchacho te mostrare algo que tranquilizara tu mente.

– ¿Quién eres tú? ¿cómo sabes que mi mente esta intranquila?

-Porque yo estoy en tu mente, en todas las mentes.

-He leído en el Vedanta que todas las mentes de los seres sensibles son en realidad una, y he oído decir muchas veces a mi maestro de Yoga, que la finalidad de esa disciplina es aprehender la gran mente que todo lo es; y que todo el sufrimiento entonces desaparece. ¿eres tu esa mente? ¿te escondes a todos y causas el sufrimiento?

-No exactamente. Yo también estoy en la gran mente, pero mi conciencia está más despierta. Llevo sintiéndote desde tu nacimiento y debo ayudar a tu despertar, no volverás a nacer hasta dentro de once Kalpas y los hombres necesitan de ti….

-Pero mi madre dice que no haga caso a los desconocidos y sus historias….Aunque ella dice también que sea compasivo con todos los seres y que eso es suficiente….

-Tu madre tiene razón. Pero, ¿acaso no lo has intentado ya y solo has conseguido sufrir más?

-Sí, solo veo sufrimiento y mi compasión solo da alivio de momento. Luego el sufrimiento vuelve agrandado y unido a una gran frustración, tanto a ellos como a mí. Veo que en verdad sabes mucho de mí, sin que te lo haya dicho yo. Quizás seas una Diosa.

-No importa quién sea yo, solo importa si sabes quién eres tú. Yo te lo mostrare si vienes conmigo.

-Pero yo sé quién soy, lo sabe todo el mundo.

-Solo sabes qué lugar ocupas en el mundo, pero no quien eres en realidad. ¿Acaso no sientes continuamente una duda que te corroe como una serpiente por tu estómago, y que te llena de preguntas?

-Sí, continuamente. Mi padre dice que no la haga caso, que piense en otra cosa. ¿Puedes tu calmar esa serpiente?

-Yo no, pero tú sí. Pero para eso deberás desobedecer a tu padre y hacer lo contrario, escuchar a la serpiente, yo te enseñare.

-Iré contigo si me respondes a una pregunta. Al final de la zona este del jardín en el que nos encontramos, justo a la izquierda de la imagen de piedra de mi padre a caballo, hay un pozo al cual solo yo y mis padres podemos ir. Dime ¿de qué color es el asa del cubo que utilizo para sacar el agua?

-Muchacho inteligente. Dime ¿desde cuándo hay un pozo en el lugar que ocupa el rosal que tú y tu madre plantasteis hace dos años?

-Enséñame lo que dices que apaciguara mi mente.

-cierra los ojos y coge mis manos, serán solo unos segundos. Dime, ¿qué has visto?

-La serpiente frente a mí, no decía ni hacia nada. Solo me miraba, y de pronto sentí la ausencia de preguntas, y sentí la ausencia de respuestas; yo era todas las cosas y todas las cosas yo. No había razón para sufrir, ni para preguntarse nada. Pero esa sensación se ha ido.

– Dedica tu vida a encontrar ese conocimiento; no des la espalda a las preguntas ni intentes resolverlas, solo aprende a mirarlas de frente con compasión, como dice tu madre, y salvaras a la gente del sufrimiento.

– ¿Dónde encontrare a la serpiente?

-Tú mismo has dicho que está en tu estómago.

-Sí, pero, entonces ¿cómo podre mirarla a los ojos?

-Escuchándola sin más, sin ningún propósito. Cuando menos lo esperes estará frente a ti.

-¿Y no deberé ayunar, ni rezar, ni hacer los rituales por las mañanas al lavarme en el río, ni escuchar a los sacerdotes, ni a los maestros de astronomía, ni cosas así?

-Sí, pero solo de momento, eso solo te aliviara por un pequeño tiempo, como ya sabes. Sabrás, cuando llegue el día, abandonar todo eso. No desprecies a quien lo haga, solo ten compasión y escucha, solo escucha.

– ¿debo renunciar al conocimiento que los maestros traídos por mi padre intentan trasmitirme sobre matemáticas, literatura, arte, historia de nuestro reino y comportamiento humano? Esa última disciplina me gusta mucho, también trata de la búsqueda de la verdad y el sentido de nuestra existencia…. debo ignorar todo eso y solo escuchar a la serpiente, señora?

– No, esas disciplinas y muchas otras son alimento para la mente pequeña, la que mide y pesa; la que se pregunta quién es; no debes renunciar a esa mente, al contrario, debes alimentarla. Pero un día, como te he dicho, dejaras de hacer todo eso y te dedicaras solo a parar por completo esa pequeña mente, podrás escuchar a la serpiente y alimentar la gran mente; la que es todo, hasta que un amanecer la abras para siempre. Ese día comenzara el fin del sufrimiento para todos los hombres. Por ahora deberás escuchar a la serpiente todos los días, a la salida del sol y al ocultarse.

-De acuerdo. Empezare ahora mismo. Dime, ¿volveré a verte?

-Sí, cuando veas de nuevo a todos en ti y a ti en todos. Ahora ve y escucha paciente; sin propósito; sin ego; sin idea de provecho…. pequeño Siddhartha.

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