Gina ya no va a la peluquería
Cuando Luis terminó de leer la carta en alto, se desplomó en el sofá, derrotado. Le habían denegado la prórroga de la prestación por desempleo. Miró a su mujer, quien envejeció una década en un solo instante. Se ató el mandil a la espalda por rutina inconsciencia y se dirigió muda a la cocina. Aún...