“VISITA” A LA CHABOLA

Tere ha alquilado un coche en el aeropuerto de Son Sant Joan y conduce satisfecha por la carretera que lleva al interior de la isla. En domingo, el tráfico es escaso. Los mallorquines descansan y los turistas se apiñan en la costa. Su destino, “La Magnolia”, a los pies de la Sierra de Tramuntana, la finca que su hermano ha transformado en hogar de acogida. Vuelve a casa por unos días. Estuvo en la inauguración hace ya muchos años y todavía no tenía nombre. Colocaron juntos un cartel provisional en lo alto del tejado, de alero a alero, Javier, Pedro, Lola, Seda … . Son  ellos, los primeros que llegaron. Bueno, a Javier no lo llegó a conocer pero su hermano se empeñó en poner su nombre.

Luis la recibe con una sonrisa de oreja a oreja, flaco y ojeroso. “La Magnolia” ha cambiado mucho, casi no la reconoce. Ni a él ni a ella. Y aunque intenta ponerse melancólica, él no se lo permite: ‘Tienes muuuuuuuuuchas cosas que ver. Y sólo tenemos un par de días.’

Ella le ayuda a montar la peli de la fiesta del jueves (diez años ya) y la miran juntos. Entonces, empiezan las sorpresas. Llegan todos de sopetón y como no la conocen, se quedan un momento, mirándola y sonriendo. Luis se los presenta de uno en uno, con paciencia. Ha sido un fin de semana genial y Luis disfruta de escucharlos. Han celebrado un congreso en Valencia con otras asociaciones y los resultados tardarán en llegar, pero el optimismo es siempre el mismo. La lucha es la misma de siempre, para que su voz se haga escuchar. Por eso “Nosotros decidimos” es el nombre que los identifica como grupo de personas que quieren tomar las decisiones que los afectan.

Se deja llevar por esa atmósfera que se respira. No le extraña que Luis sea tan feliz aquí. Lo envidia un poco. Ha perseguido un sueño mayor que su corazón y ellos lo consideran un referente. Todos han pasado un calvario de diagnósticos equivocados, intentos de medicación, rechazo de la familia, pérdida de amigos y de reconocimiento social. Algunos, que no tienen a nadie, viven aquí. Otros vienen solo a hacer talleres.

Ahora es su hermano el que necesita ayuda. El corazón se le salió del pecho buscándolos a ellos, comprometiéndose con ellos hasta olvidarse de sí, y ahora no encuentra el camino de vuelta.  Hacía unos años que no se veían. Desde que María se fue. ¿La habrá hecho venir para pedirle algo? – se pregunta Tere. Se pasean por la casa, mientras él le enseña sus últimas pinturas, la otra pasión de su vida. Se detiene frente a un cuadro: ¿Ves, Tere? Este es Javier. Y esta, su historia: es todo lo que me queda de él.Y de mamá, de María  –añade. Y Tere siente que una pregunta se instala en su pecho.

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Ayer, la víspera de su llegada, estuviste pensando que … que te has ido haciendo mayor, que te estás quedando solo, que te irían bien unos refuerzos.  Han sido unos años intensos y Tere ha estado fuera, trabajando, muy lejos. Hoy ha llegado y le quieres explicar muchas cosas. Historias, como la de Javier, cuando tenga tiempo para escuchar.

JAVIER 

Sin pena ni gloria pasea esa inmensa humanidad.

En su enjuto cuerpo cabe toda la verdad.

Y una lúcida mirada, como un cuchillo se clava.

No lo esperan ya.

Y se vuelve a su chabola, la erizada madrugada

de esperanzas a aguardar,

mientras la vela nocturna se acaba.

En mil pedazos se rompe su sonrisa de cristal.

En Ávila …no lo esperan ya.

Y se agarra en el vacío a ese futuro incierto

en que pueda compartir sin favores su sustento.

No se acercará a los suyos con harapos de mendigo;

bajo sus ropas se esconde un héroe herido

que prefiere masticar …el dolor

y beber en silencio soledad.

Una carga, ese hermano,

si no ofrece la jubilación a cambio

de un final en compañía

y una muerte en colchón blando,

donde sepultar el frío, el miedo y el desamparo,

donde descansar al fin.

 Barcelona, diciembre 1984

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¿Mamá la escribió? -Tere no sale de su asombro.

Éramos pequeños, sobre todo tú – la consuelas- y mamá te lo escondió.

-¿Quieres conocer su historia de primera mano?- le preguntas. Y te ríes.

 

‘Javier venía a la librería a ver a mamá; llegaba cada tarde, a una hora en la que no había mucha gente. No sé cuándo empezó a venir, yo no me fijaba en esas cosas.Y se hicieron amigos. Él compraba libros de segunda mano, cosas que ella le recomendaba. Y charlaban un buen rato.

A mí me sorprendían un poco esas visitas diarias. Mi curiosidad iba en aumento, claro, como la tuya, ahora mismo. Era un buen tipo, me caía bien. Hasta ese día…’

 

Y recuerdas. En tu mente golpean de nuevo las imágenes.

‘Un miércoles de noviembre llegó casi al anochecer. Yo noté algo raro inmediatamente. Ya le estaba cogiendo cariño y presté atención.  Muy apesadumbrado, le explicó  a mamá  algo que no pude oír porque ese día hablaba entre murmullos. Se le notaba preocupado y, sobre todo, avergonzado. La intriga me comía por dentro. Pero por más que estiraba el cuello, no conseguía pillar nada. Y tampoco quería molestarlos. Entonces, me metí en el baño de arriba, con la puerta entreabierta.  Ellos estaban enfrascados en la conversación. Javier explicaba descompuesto que en su DNI, la fecha de nacimiento era errónea. O que alguien había hecho mal las cuentas. No lo entendí muy bien. Mamá lo escuchaba y lo animaba’.

 

Te esfuerzas en recordar los detalles  y ves a tu hermana con la poesía en la mano, atenta a tus palabras.

‘Supuse  que eso tenía que ver con la edad de jubilación.. Javier sólo repetía, desesperado: ‘ahora tengo que esperar otro año para volver a Ávila, a mitierra’. Entre lágrimas de vergüenza,  le confesó a mamá que donde vivia … no podía aguantar ni un día más.’

 

Ahora Tere te hace LA PREGUNTA: Y … ¿dónde vivía?’

 

Ves de nuevo a tu madre tapándose la cara con las manosy a Javier salir despacio a la calle.

Contemplas a Tere abrumada por tantas cosas nuevas. Tú mismo recuerdas que nunca hasta entonces habías visto ese dolor en un rostro, el dolor de no ser aceptado por la sociedad, ni por su familia. Luego te enterarías del resto: mientras Javier preparaba la maleta para volver, después de toda una vida de inmigrante en Barcelona, su hermana le prohibía la vuelta al hogar al descubrir que la pensión de jubilación  tardaría un año en llegar, debido a un error administrativo. Normal que se desesperara.

 

Tere te mira sin comprender.

 

Entonces, ¿aquí se acaba lo que me querías contar? Tú me escondes algo. ¿No volvió más?¿Qué se hizo de él? ¿Lo buscaste?¿Por qué figura su nombre en el cartel?¿Quién es ese Javier?

 

Tere, mírame! Claro que fui detrás de él aquella noche y muchas más….

Aquella noche …

… después de oír la conversación entre mamá y Javier, lo seguí: yo, corriendo y escondiéndome ; él, renqueando y volviendo la vista atrás sin ver, ¿por pura precaución?, pensé, ¿como de costumbre?. En unos minutos, llegamos a  las afueras de Cerdanyola, hasta el río.

Y de repente voló un cuchillo en la oscuridad. Y me rozó la cabeza. El pelo rojo y la mirada quieta, caí al suelo con un enorme bulto encima. Me inmovilizaron, no podía ni gritar del pánico. Me  desnudaron y me molieron a palos.

Me acerqué al cabo de no sé cuántas horas al agua pero se me revolvieron las tripas y la sangre. Y el espejo turbio  me devolvió una imagen encorvada sobre su superficie, bebiendo. Me abalancé sobre ella con rabia y nuestros cuerpos rodaron en una lucha sin sentido. Necesitaba luz para pensar y agua.

Oía unos sonidos como si un perro llorara o gimiera; me llegaron las voces de Javier desde lejos. Estaba fuera de sí, hablaba consigo mismo a gritos

Joder, la que he liado! Es un crio, es el hijo de María.

Me hice el dormido mientras observaba incrédulo el paisaje y a su dueño y el miedo me impedía articular palabra. Javier me cargaba con sumo cuidado sobre sus hombros y salimos de allí. Volví a caer  en un sueño mortal. Ahora me encontraba en una … ¡¿chabola?!, ¡con la cabeza vendada!  y pensando en papá y mamá…  ‘¿Cómo se lo iba yo a explicar todo?’ Con cautela veo por el rabillo del ojo cómo Javier se cambia, se quita sus cuidadas ropas y las guarda en una bolsa que entierra. Para, al día siguiente, ‘¿volver a presentarse en la librería?’

‘¡Lleva una doble vida! De día es un ciudadano decente que va a visitar a mi madre a la tienda y ¿de noche?’

Mi cerebro no hallaba respuestas a esa terrible pregunta.

Y tú, ¿qué miras? – le grita ese desconocido Javier al vecino de chabola que, aprovechando el desconcierto, le ha robado la garrafa de agua.

Voy a buscar al “caimán”.

-¿Tú, “pringao”, hijo de la gran puta de mierda? ¡Te parto!  ¡Devuélveme la garrafa! Necesito el agua para el chico.

Vaya con el señor y sus aires de grandeza! Claro, desde que visita a … -no puede terminar de hablar, el puño le cruza la cara y aterriza en su boca.

El “vecinito” continúa tartamudeando con un resto de funda escapando entre lengua y labios:

-¿Quién es el niño? Desde cuándo te dedicas al secuestro? –insiste-  ya tenemos bastantes pro… – se para a tiempo esta vez.

Javier escupe: ¡Calla tu puta boca, joder! Y ¡ayúdame! Si lo haces, te doy “papelinas” o “canela fina”.

-¿Cuántas?

Que te largues o me ayudes, pero calla que he de pensar!

No sabía si despertar o seguir dormido. Tenía que conseguir un móvil para llamar. Entonces, oí la otra voz de Javier, la que conocíamos, la de su doble, pensé.  Estaba llamando a la librería y diciéndole a mamá que no se preocupara, que enseguida íbamos para allá.

Y a mí, va y me suelta: ¿Vas a creerme si te explico una  de marcianos, Luis? Perdóname.

 

………………………………………………..

-Bueno, Tere, ¿qué te parece si lo dejamos por hoy?  Mañana te explico más cosas de él. La verdad es que su “historia de marcianos” me cambió la vida. Con quince años decidí que quería dedicarme a saber más de ese mundo “extraterrestre” y después estudié y me fui comprometiendo con ellos. Volví …

Y en esto, un cruce de miradas, y la de Tere se posa en la pintura. Algo le llama la atención: el tal Javier lleva una bufanda roja al cuello que le recuerda algo muy familiar.

-¡La mía! –grita- la que desapareció misteriosamente …como tantas otras cosas… Se echa a reír y no puede parar. Eres un gamberro, Luis. Y después de tantos años …  me la sigues jugando. Es que no te puedo dejar solo … Todavía me has de explicar muchas cosas.’

 

 

 

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