Última correspondencia
No pretendía volver a aquel día, tampoco que supieras… Pero, antes que para el resto sucedan los días, quería ponerle diana a tus palabras, dejar salir un poco de adentro… Inane, fútil, pero justo. Dimas, escribes como “el alma me temblaba y mis dedos se encogían. Deambulaba inquieto conteniendo la respiración. Quedaba tiempo aún, pero poco...