Siento, luego pienso.
Antes de golpear con los nudillos, lo que era mi intención, escuché la voz a través de la puerta cerrada. “Pasa”. Dudé un instante creyendo que se había equivocado de persona. “Pasa, Abinaday, adelante”. Sorprendido al escuchar mi nombre en los labios del sabio anciano empujé la puerta. “Pasa, Abinaday, adelante… No tengas miedo. Te...