Mis abuelos. A Constantino y Engracia.
A Constantino y Engracia La duda, el desgarro y la decisión en su sangre efervescente guiaron sus pasos por mares y tierras. Las minas de Oviedo quedaron oscuras sin sus manos rudas. Otras latitudes lo esperaban. Grandes sueños sin cumplir, urgencias insatisfechas lo apremiaban. Amores abandonados por otro sueño: el porvenir Con el zarandeo del...