La auténtica, la verdadera.
Nací, por casualidad en esa España fría y desesperada, donde el amor fuera del matrimonio era pecado. Fui por tanto una de esas hijas no deseadas, pero aceptadas, atendida por los abuelos que cargados de vergüenza defendían ese trocito de amor donde encontrar algo de felicidad, eran y son los pilares de mi vida, gracias...