Puerto del Rosario, 4 de agosto de 2013
Eran las dos de la mañana cuando a la distancia (no tan lejos) una vocecita dulce, suave, angustiada me despertó de mi atrapante sueño. No sé cómo pero le di un final y me levanté a ver a mi hijita de tres años, casi cuatro, que llamaba: ”mamá… mamá… mamá…” En esta etapa de...