El milagro del papel maché
Cuando volvió mi padre nos pusimos a llorar. No soportábamos verlo y nos escondimos en nuestro cuarto. Mi pobre abuela Daniela se sentía fatal porque no lograba conjuntar la imagen del recuerdo con el nuevo rostro de su hijo que estaba deformado totalmente. No quedaba ni una pizca de aquel hombre alegre y cantarín que...