El instrumento
¡Yo soy el instrumento de Dios! Eso es lo que el reverendo gritaba cuando comenzaba su sermón, mientras su rostro se encendía y sus ojos proyectaban rayos justicieros entre la concurrencia, que entre excitada y aterrada le escuchaba todos los domingos. Tabby, sentado junto a su madre y hermanos en el primer banco, reservado para...