Mi abuela Tina
Nunca conté los surcos de la cara de mi abuela Tina, pero a mi cortad edad me erizaban la piel. Así la conocí. Con los años, poco a poco, fueron marcando presencia sobre su rostro blanquecino, reflejo de su enemistad con el sol. Ella caminaba siempre erguida, aferrada a su sombrilla y de prisa por...