El último día con mi padre.
-¡Hemos llegado hijo!- gritó mi padre exultante, mientras reducía la velocidad y sacaba el brazo por la ventanilla para señalar un letrero despintado y casi ilegible. Fíjate en ese indicador, ¿lo ves? –me preguntó- dice «Residencia Las Mimbreras»… ¡Ahí es a donde vamos! Un instante después abandonamos la carretera comarcal, cruzamos al otro lado del...