Besos de pulque.
Y sí, me acuso siñor ministerio de haberle matado y haberle hundido en la panza y con toda saña el cuchillo con el que picaba la cebolla para echarle a mis chilaquiles, -al fin que ya estaba llorando- y que mejor ocasión que aprovechar y picarla por pinche terca. Pero no me juzgue de loco mi Lic.,...