EL BESO INESPERADO
Ramiro se iba al cielo. Sus cinco añitos radiantes se eclipsaron cuando sin presentar ningún síntoma ni tener dolores, fiebre o convulsiones, cerró los ojos imprevistamente y dejó de respirar. Al dolor primero de los padres suplantó luego la alegría, porque su hijito querido iría al paraíso a velar por ellos junto a Tata Dios....