Describir un beso

Para describir un beso hace falta más que palabras, más que oraciones que únicamente lleguen a una conclusión. Es que el beso es arte, carnal, explosivo, fantasioso. No me cabe duda de ello después de posar mis labios encima de los suyos, sentir el impacto que conlleva el choque de su piel contra la mía, el sabor dulce que me hace saborear su boca entera, sin pausas.

“Ya no es nuestro primer beso” ese pensamiento queda en segundo plano cuando la tibieza de su lengua se enlaza con la mía; el desespero me abarca junto al éxtasis que me brinda aquel acto, suprimo un suspiro y con más ahínco prosigo porque, aunque me falte el aire siento que en estos momentos puedo sobrevivir a base de besos, húmedos, calientes, vivaces.

Pero desde luego debe haber un cese, y con reticencia me separo. Lo observo sin perder el más mínimo detalle, ¿puede hacerse alguien más hermoso después de un beso? La ciencia solo dice que nos puede dejar en un estado de idiotez al producir oxitócina en abundancia, sin embargo mi estado cala otros limites, porque actualmente cuento los segundos para que volvamos a hacerlo.

Han pasado un par de años desde el comienzo de nuestra relación y el sentimiento de creer que puedo morir de un infarto en medio del beso no se va, y no sé si es que cada que comienzo uno llega con la idea de que pueda morir o simplemente me gusta el hecho de retar a la muerte, diciéndole claramente que después de un beso, siempre vienen muchos más.