Se llamaba Norma
Ya se estaba tornando densa la conversación; Emma insistía en que los años dan experiencias o achaques, según cómo se vivan. —La vejez es una cuestión de mentalidad; la suma de años cronológicos puede deteriorar, tal vez, el cuerpo, pero no envejecer la mente ─le escribía ella muy convencida. —No, flaca, después de los sesenta...