Cuidaré de ti
Cuando la primera claridad del alba se colaba por los resquicios de la ventana de la habitación, Ramsés se desperezaba estirándose lentamente, para dirigirse después con paso decidido hacia la cama donde dormía su amigo Zacarías. De un salto certero, se colocaba sobre el hombre y comenzaba su rutina de ronroneos, cabezazos y maulliditos, que...