Frágiles
Sonó la campanilla de la puerta y, como una orden marcial, puso a la joven dependienta en posición: alzó la barbilla y mostró su mejor sonrisa. Mr. Pattinson, el primer cliente del día, aunque él no lo sabía, entró apoyado en su bastón. Observó a la muchacha desde la puerta, y pensó que la pobre...