A fuego
Sutil. Efímero. Caprichoso, como un niño escondido que se deja ver levemente para confirmar que el juego continúa y vuelve a su guarida sonriendo. El olor era tan leve que me costaba encontrarlo, pero cuando lo conseguí accionó los resortes de mi recuerdo contundente, evocador: confluyeron entonces el olor de las maderas de los suelos...