EL CALDUCHO
Mi abuela Dolores era muy guapa. Era ella quien siempre recogía la sangre caliente de la garganta desgarrada. El animal daba gruñidos desesperados, ensordecedores e increíbles para venir de una laringe abierta. Ella tenía que remover la sangre constantemente, para que no se cuajara, haciendo así aún más intenso su hedor a óxido y pánico....