PEDAZOS DE SUEÑOS
La coliflor sonreía de manera extraña, absoluta. Asomaba de medio lado en el contenedor. La habian arrojado de mala manera y dormitaba esperando el final de sus días mientras su carne sabrosa me invitaba.— ¿Es a mi a quién hablas?… El estómago me crujía de forma exacerbada. Ya la estaba imaginando rebozada y humeante rozando...