Algodón de azúcar
Una vez mi madre me contó, que mucho antes de aprender a hablar, ya balbuceaba cuando la veía a través de la ventanilla del coche: a las afueras de la ciudad, un lugar multicolor atrapado en numerosos sonidos singulares. Mis ojos se agrandaban como lunas y una emoción, que no sabría describir con exactitud, se...