Paciencia y fuego lento
Lo que quemó a Martín mucho tiempo, se extinguió con los años amasando pan en el penal de San Justo. Harina, levadura, agua y sal. Dos mil trescientas barras horneadas de madrugada para el personal de adentro y de afuera. Y entonces, después, ese olor primario y tibio al despuntar el día se escurría por...