La mujer del impermeable rojo
Cuando llegué al andén aún llovía. Era una de esas tardes en que lo único que deseas es llegar pronto a casa. El frío y el viento hacían más insoportable la espera del tren. La lluvia había amainado pero estaba empapado hasta los calzoncillos. Sólo pensaba en mi cama, un café caliente y la compañía...