Alienado
Maldito pirado. Saltar desde el andén. Estoy atrapado en la vorágine de su propia locura. Una dulce súplica impregnada de miedo golpea suavemente los intersticios de mi alma: «No lo hagas». Pero ni eso, ni siquiera eso, puede ayudarme a salir de allí. Al otro lado del andén sus desorbitados ojos y su sonrisa torcida...