El perdón
El domingo al pasar cerca de la estación de trenes vi a Fernando que, con una maleta enorme, esperaba el tren de las seis hacia San Lorenzo. Me aproximé, atrevida, para despedirlo y él se inclinó levemente. – ¿Cómo está, Mariana?-preguntó. – Bien. ¿Y Ud.? – Regreso hoy a San Lorenzo. – Me lo imaginaba....