Hoy, después de tres largas semanas lejos de ti, por fin volveré a verte; espero ansiosa el dulce re-encuentro y echo a volar la imaginación: cómo será tu reacción, tu sonrisa inconfundible entre la muchedumbre y tus ojos avellana iluminando mi camino hasta ti. Sé que me esperas, ahí en el andén que una vez fue testigo de mi partida, y muero por que estemos juntos otra vez. Mis ojos, mis brazos y mi piel entera te necesitan; mi corazón no pueden esperar más, ¿dónde estás, amor mío? ¿dónde estás?

El tren se detuvo, tengo que organizar mis cosas rápidamente, arreglar un poco mi cabello y bajar. Te busco entre la gente, desde lejos, y no te alcanzo a ver. El reloj anuncia la hora del arribo y se oye el anuncio de nuevas partidas. Es verano, el aire fresco se cuela por todas partes y aún no apareces. Con mi maleta de rueditas y una bolsa llena de libros a cuestas finalmente soy sorprendida por tu mirada, ¡ahí estás! no te separes más de mí, caminemos juntos, dejemos este andén y continuemos nuestra historia.

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