la trashumancia descabezada
El recorrido desde el andén guisado al punto, “sprint” a las siete menos diez, subida a menos cinco, andadura desvariada de un vagón u otro en busca del asiento adecuado para dormitar. A las siete nos sentamos con la cabeza apoyada en la ventana fresca. Dormimos profundamente quince minutos del tirón. El sueño dulcemente siniestro...