UNO, DOS, TRES…
Marielena avanzaba por la calle empedrada, sin hacer el menor ruido con sus botas para el frío. Aquellas que había comprado hacía unos meses atrás en un mercado de cosas usadas. Mentalmente sacaba cuentas usando los dedos para contabilizar las horas trabajadas y saber cuánto sería su salario de la semana. Al utilizar los dedos...