IV Concurso de Historias de la calle Fundación Escritura(s) y Talleres de escritura creativa Fuentetaja
IV Concurso de Historias de la calle
Acceso directo a las bases de Historias de la calle
Contemplaba la calle borrosa, y cronometraba reloj en mano, hacía ya diez minutos, los autos, los carruajes, los tranvías y las siluetas de los transeúntes por la distancia. […] Si se pudieran medir los saltos de la atención, el rendimiento de los músculos de los ojos, los movimientos pendulares del alma y todos los esfuerzos que tiene que hacer un hombre para conseguir abrir brecha a través de la afluencia de una calle, es de presumir que resultaría una dimensión frente a la cual sería ridícula la fuerza que necesita Atlante para sostener el mundo.
Robert Musil, El hombre sin atributos
30 de abril de 2019: Publicación del fallo del Jurado
Robert Doisneau, Le chien a roulette (1977)
Lo hemos dicho en otras ocasiones: Historias de la calle es una invitación a explorar y extraer narraciones de entornos de nuestra vida como el edificio o la calle en los que vivimos o hemos vivido. La propuesta responde a nuestra convicción de que el barrio no es solo un espacio físico que funciona de escenario de lo cotidiano, un aspecto secundario de muchas de nuestras vivencias. Es, más que eso, un eje de coordenadas que nos sirve para orientarnos, para enclavar nuestra vida o los diferentes tiempos de los que está hecha nuestra vida. Las personas que nos son más queridas, pero también las caras conocidas, como presencias habituales, y los saludos, las conversaciones circunstanciales (o no) y los distintos espacios, y olores y sabores, conforman una topografía sentimental, en la que cada elemento tiene asignado un valor afectivo, cada uno como una sinécdoque formidable: la parte por el todo para recuperar en un instante un cúmulo enorme de vivencias que hacen a uno reconocerse a sí mismo. Porque la calle o el barrio afianza el sentido de pertenencia, y con este el de identidad, sobre todo en la infancia y la juventud. Las calles se pasean, pero también se habitan. Es una habitación, en sentido propio: una sala de estar común (como vio Kapuściński en África), el espacio idóneo para la convivencia. El barrio o la localidad funciona en cada individuo de marco de su vida: en realidad como un segundo círculo concéntrico, con un radio más amplio que la familia, que también lo abraza y lo protege, o en circunstancias menos favorables lo presiona con determinación para no dejarle escapar. La ciudad es como una casa grande, decía Alberti. Lo diferencia de la familia la posibilidad de elección que se abre aquí, con un peso menor de lo impuesto o lo que uno no puede cambiar: la decisión (aunque muchas veces limitada) de dónde se quiere vivir y con quién: la elección, por ejemplo, de esos primeros amigos del barrio, que son determinantes en la conformación de uno mismo.
No hay existencia sin convivencia: la mirada nos remite al estar con otros. No nacemos hechos, sino que nos vamos haciendo nosotros mismos, cada uno con su propio criterio para dirigir su vida: libres, pero en un entorno que, en buena medida, nos viene impuesto. Así, esas circunstancias serían una limitación que, con un planteamiento más optimista, ayudarían a la conformación de la persona concretando sus posibilidades, y, con otro menos entusiasta, la dificultarían, haciendo de esa libertad una prebenda cruel. Una cuestión que en su desarrollo filosófico tiene unas tripas más intrincadas, pero que es también accesible desde la narrativa, con formulaciones más intuitivas para esos entornos que son, con sus primeros diámetros (sus circunstancias más próximas), la familia y los vecinos.
Cosmin Munteanu, Humanless
Lo que nos lleva a una última motivación para este concurso: nuestra preocupación por la pérdida de la calle en los últimos años. Los padres de los niños y adolescentes actuales crecieron en la calle, la mayor parte de su tiempo libre lo pasaron en la calle, relacionándose dentro de un grupo amplio y flexible. Sus hijos, en cambio, esto no lo han conocido. No porque hayan decidido sustituirlo por los nuevos modos de comunicación que permiten los aparatos electrónicos, sino por el miedo de sus padres a que les pase algo si los sueltan en la calle y les conceden la libertad de aprender allí lo que la calle tenga que enseñarles. Un pequeño inciso: A pesar de la queja generalizada de los adultos por la infiltración de los móviles en la vida de los jóvenes, entendemos que la tecnología aquí ha sido el remedio, no el problema: ha ejercido de paliativo, como una versión encapsulada de relacionarse, ante el efecto demoledor de ese miedo que ha encerrado en sus casas a las últimas generaciones de niños (víctimas, no culpables). Parece que queda lejos ya esa descripción de la calle de De Lillo en Submundo:
Cómo se adaptan los críos, aprovechando los muros de ladrillo y las farolas y las bocas de incendio. Observó a una chica que ataba un extremo de su comba a los barrotes de una ventana e instruía a su hermano pequeño para que agitara el otro extremo. A continuación, se situó junto al centro de la cuerda y empezó a saltar. Ni historia ni futuro. Contempló a un chiquillo que jugaba a pelota mano contra sí mismo, ejecutando mates contra un muro. La ligereza de la bola de caucho, la clásica pelota rosa, rebotando en la fachada de ladrillo. Y la intensidad de aquel momento en el área de juegos. Incapaz de imaginar que alguna vez sobrepasarás la marca de lápiz que tu madre ha pintado en la cocina para señalar su estatura. […] Los niños saltan sobre las espaldas de sus compañeros. Por lo general, el más gordo es el encargado de hacer de apoyo, reclinado contra un muro o una farola mientras los demás chicos del equipo se agachan uno tras otro y sus rivales corren y van saltando uno por uno, desplomándose sobre ellos con gritos de excitación. Con los niños agachados tambaleándose bajo el peso, el líder del equipo montado levanta un brazo y hace la pregunta: ¿Churro, media manga o mangotero?
¿Por qué es bueno escribir de la calle? Una reflexión de Juan Villoro
Del taller «Teoría y práctica del relato» que impartió Juan Villoro en Talleres de escritura Fuentetaja en junio de 2017
Dosier sobre narrativa y calle
Características
Se valorará que el autor incluya el nombre y una imagen de la calle que haya servido de inspiración al texto. Para ello se puede usar el programa Street view, incorporado al editor de textos (puedes ver un breve tutorial aquí).
Las obras presentadas no pueden contener más de veinte fotografías, más de 1.000 palabras y vídeos (alojados en plataformas externas del tipo Youtube o Vimeo) de más de cinco minutos de duración. Pueden combinarse los tres registros hasta superarse en cada caso sus máximos.
Fechas: La convocatoria comienza el 7 de diciembre de 2018 y el plazo de admisión de originales abarca hasta el 11 de marzo de 2019. Votaciones del 12 de marzo al 11 de abril de 2019. Fallo del Jurado: 30 de abril de 2019.
Para poder acceder a los premios será necesario haber puntuado un mínimo de 10 obras en el periodo de votaciones. El club es un espacio para ser leído y comentado, pero también para leer y comentar las obras de otros.
El nuevo editor de textos quiere servir de incitación al usuario para experimentar nuevas fórmulas narrativas. Lo que hemos hecho, por ejemplo, en “Escritura(s)”. Por texto entendemos también narrativas hechas a partir de fotografías, vídeos y música (registros que conviven a la misma altura).
La organización no mantendrá correspondencia sobre las bases del concurso. El participante debe leer detenidamente las bases completas. Puede consultar sus dudas también en Preguntas frecuentes.
Bases y condiciones generales
La participación en este concurso, así como el registro en el Club de escritura, es gratuita. El concurso se dirige a las personas mayores de edad registradas en el Club de escritura. Se puede participar desde cualquier lugar del mundo. No optarán a los premios los trabajos presentados por los empleados de Paradójica SL -empresa gestora de Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja- o representantes de Fundación Escritura(s), ni sus familiares directos. En esta plataforma es necesario usar la identidad real, única forma de garantizar una única aportación por persona en cada actividad. Para optar a los premios se debe facilitar la dirección y teléfono que, en caso de duda, permitan verificar la identidad del concursante y/o votante y descartar la creación, por un mismo usuario, de varios registros bajo identidades diferentes.
Los participantes deberán registrarse en el Club de escritura y enviar dentro de la convocatoria IV Concurso de Historias de la calle obras en los formatos admitidos. Este registro es totalmente gratuito y no supone ninguna obligación de compra.
Los concursos del Club de escritura buscan ser ejercicios motivadores, un modo sugerente de trabajar propuestas para la práctica de la escritura. La plataforma del Club ha sido diseñada para facilitar la participación, la interactividad y la transparencia. Sus concursos son abiertos: desde el mismo momento en que se presenta una obra, esta se abre a la lectura, al comentario y a la recomendación por parte de cualquier visitante del club. Más adelante, la obra se somete también a la votación, en el entorno de un sofisticado sistema de programación y bajo el control de reglas destinadas a evitar abusos.
Cada participante podrá presentar un máximo de una obra que deberá ser original e inédita. No se puede participar con un relato de una convocatoria anterior.
El participante no podrá retirar su relato una vez cerrada la convocatoria.
Los autores cuyos relatos sean seleccionados para su publicación en un libro colectivo renuncian a recibir una cuantía económica por los derechos de autor que pueda generar el libro.
Sistema de votaciones
Desde la apertura del plazo de votación a su finalización (de 12/03/2019 al 11/04/2019) se contabilizará el número de estrellas concedidas a cada relato.
En el periodo de votación popular cada votante debe puntuar un mínimo de 10 obras (y, en la medida de lo posible, comentarlas). No se contabilizarán votaciones inferiores a 10. El sistema garantiza la no contabilidad de los votos hasta completar el número obligatorio de votaciones.
Para optar a los premios es necesario que el participante haya votado ese mínimo de 10 obras. Los comentarios deben ser estrictamente literarios. Para ello puedes ver el tutorial con las pautas para comentar una obra literaria.
Podéis verlo completo aquí, con un índice para visionar el tema concreto que te interese.
Resultarán 100 obras pre-seleccionadas en atención a su puntuación y un jurado compuesto por profesores del Taller de escritura Fuentetaja será el encargado de distribuir los premios en atención a la calidad de los trabajos elegidos. El jurado se reserva la potestad de incluir entre los premiados o menciones obras no pre-seleccionadas entre los 100 primeros en atención a su calidad.
Pacto ético
El usuario se compromete a aceptar en todo momento el pacto ético del Club. Sus consideraciones resumen su espíritu y las normas básicas de conducta en su seno. La no observancia de este pacto podría suponer la exclusión del proceso de concurso.
Pacto ético para participantes, votantes y comentaristas
Escribir la ciudad
Puedes acceder al taller completo en vídeo, de más de 11 horas de duración, en este enlace. La videoteca de la Fundación Escritura(s) es un espacio didáctico con decenas de talleres y seminarios en vídeo impartidos por escritores y profesores del máximo prestigio.
* Fotografía de la portada: Estambul, de Alex Webb
RECOMPENSAS Y PREMIOS
Un primer premio a una obra elegida por el jurado
- 300 euros en metálico
- publicación de la obra en un libro electrónico colectivo que reunirá una selección de relatos de distintos concursos del presente curso
Un premio especial al ganador de la votación popular
- videotaller «Escribir la ciudad» de Elvira Navarro, de 11 horas de duración
- preselección para la publicación de la obra en un libro electrónico colectivo que reunirá una selección de relatos de distintos concursos taller del presente curso
A los 25 finalistas elegidos por el jurado
- preselección para la publicación de la obra en un libro electrónico colectivo que reunirá una selección de relatos de distintos concursos taller del presente curso
Premio al lector más destacado, por la calidad de sus comentarios a las obras a concurso
- videotaller «Escribir la ciudad» de Elvira Navarro, de 11 horas de duración
Para la promoción y difusión de las obras a concurso se realizará una inversión de 500 euros
El Jurado puede dejar algún premio desierto si lo considera necesario
GANADORES:
La cuarta edición del concurso de Historias de la calle, convocado por la Fundación Escritura(s) en colaboración con Talleres de escritura creativa Fuentetaja, ha reunido 587 relatos que han recibido 37.012 votos y 76.114 lecturas (a 30 de abril), lo que supone una media de 130 lecturas por participación.
Primer premio
Dotado con 300 euros en metálico
ZCM — Bar EL BARRIO
Es un relato ambicioso, muy técnico, bien medido, osado: la calle como un caleidoscopio, o también como si el narrador la viera a través de un caleidoscopio, una realidad diversa, cambiante, que lo obliga a ir centrando su atención cada vez en uno de sus elementos (adecuando también la vista a su entorno) y penetrar en él y mostrárselo minuciosamente al lector, para pasar luego al siguiente, hasta que al final fija esa realidad al relacionar a los distintos personajes, al entenderlos en conjunto.
Premio al mejor lector
Dotado con el videotaller «Escribir la ciudad» de Elvira Navarro, de 11 horas de duración
Julia Lucas
Premio al autor más votado
Dotado con el videotaller «Escribir la ciudad» de Elvira Navarro, de 11 horas de duración
Jorge Eliecer Ariza García
Ha obtenido 394 votos, 71 comentarios y, hasta ahora, 603 lecturas.
Finalistas
Ángela Arambarri Ateca, con Mikszáth Kálman tér
Budapest funciona como escenario vital perfecto de un narrador que le resulta entrañable al lector: por su confesión desde el comienzo, tiene alzhéimer, y por su amor a su mujer, desaparecida hace muchos años. Su afición a pasear le permite conocer perfectamente la ciudad a la que llegó desde su Rumanía natal, la que vivió junto a Lilla, su mujer, y la que vive ahora, anciano y enfermo, a la que ve con una pátina de decadencia y desencanto, como si extendiera sobre la ciudad su propio estado de ánimo.
Carlos Nicora, con Calle de doble mano
Es un relato ambicioso en su planteamiento, en la perspectiva que usa el narrador para contar primero la escena, la paliza que le costará la vida al vagabundo o linyera que es protagonista de la historia, y después los capítulos más importantes de su vida, que va reconstruyendo al tiempo que es golpeado. El uso del apelativo, que esa segunda persona a la que le cuenta la agresión sea el mismo que el que es agredido establece una relación sugerente entre el narrador y el personaje (y de algún modo el lector), por esa voluntad de influir sobre él, que tiene también algo de pedagógica.
Francisco Javier Guerra del Río, con Amelia
El comienzo contundente centra desde el principio el relato en los rasgos y carácter de Amelia, su protagonista, una anciana que ha sido prostituta, desde el recuerdo de quien, de niño, se sentaba con ella en el calle y hablaban. El texto tiene varios puntos fuertes. Destacamos dos, del narrador: Su voluntad de ser objetivo, de ceñirse a lo que recuerda de ella, pero sin perder emotividad su relato. Y su tono dubitativo, con tantos quizás y tal vez, con los que gana la confianza del lector con su sinceridad.
Javi Rojas, con Desatinos y hallazgos en Madrid
Está muy bien escrito, con una sintaxis exquisita, muy elegante, muy medido el tono y las palabras para darle al relato una consistencia intelectualista y culturalista desacomplejada, con un narrador reflexivo pero que contiene en todo momento el fluir de la conciencia que fluye primero con las pinturas del Thyssen y luego con las calles de Madrid. Con solo una nota al final que le permita al lector saber el motivo de su viaje (y del relato).
Justito Rengel, con Forbes Road
Es una buena historia, con un narrador clásico, omnisciente, que se permite pocos excesos, y una buena atmósfera, lograda sobre todo al principio, en parte por trasladarla a Inglaterra, en parte por las condiciones familiares de la protagonista y su entorno de trabajo. El desenlace está bien, pero es quizá demasiado explícito, no parece confiar en la perspicacia del lector.
Moraima Feijoo Mendez, con Nuestras calles vacías
Como ejercicio introspectivo el relato es un texto exquisito, contundente, emotivo, con un manejo del lenguaje fantástico, con los símiles, con las figuras que utiliza el narrador para plasmar la ciudad y su relación con ella (la asimila a su estado de ánimo), con su lirismo contenido, con un tono cada vez más intimista y más sentimental. La imagen que abre el relato y el video que lo cierra funcionan bien también como marco del texto.
Paola R. A., con Greta
Es un texto sencillo, pero muy atractivo, con el narrador muy cerca de la protagonista, para desvelársela al lector, acercándole su intimidad, cómo piensa, cómo se coloca ante los demás, amplificado el sentido de una travesura mínima, pero que tiene mucho de iniciática, de querer posicionarse en el mundo.
Otras participaciones destacadas
Anna, con Bastón de madera
Antonio Pérez Praena, con El Antiguo Patio del Mal
Cortes F. Escalante, con El hombre desnudo
Inti Martínez Gaytán, con Desde la ventana
José Antonio Pérez Domínguez, con Siempre te querré
José Javier Navarrete Marín, con La mirada póstuma
Mirta Calabrese, con La Chica de la Bicicleta Verde
Óscar Escribano Muñoz, con Ella
Sonia Romero Moreno, con Lunes: El estreno
Valeria Terrazas Olivares, con Domingo, 6 de agosto…