La Carta de Mr. Gibbs
[…] Querido Lector: Uno a uno los segundos pasaban, con una completa ignorancia de lo que traerían. Las manecillas del reloj avanzaban casi arrastrándose, como si supieran el dolor que me provocaba ver el minutero moverse, paso a paso, convirtiendo su ´tic tac´ en una sonata macabra que anunciaba la llegada de un ser tan...