Seis años y a la luna
Amanda, sentada en uno de los juegos del parque, miraba fijamente sus zapatos. Le quedan un poco grandes, pero le gustan mucho. Son rojos, brillantes y tienen unas lentejuelas doradas que hacen que parezca el calzado de una princesa. Siempre le han gustado las cosas que brillan; la hacen sentir feliz. Llevaba mucho rato así,...