Guardiana de la Cala
Era una mañana de agosto insufrible. El calor casi cerraba el aliento. Con el cuerpo caliente mientras paseaba lo más cerca posible de las míseras sombras que se encontraban en el camino, Mö se dirigía a una cala recóndita de difícil acceso, por lo que se esperaba salvaje y virgen. Del más puro deseo onírico...