Era una mañana de agosto insufrible. El calor casi cerraba el aliento. Con el cuerpo caliente mientras paseaba lo más cerca posible de las míseras sombras que se encontraban en el camino, Mö se dirigía a una cala recóndita de difícil acceso, por lo que se esperaba salvaje y virgen. Del más puro deseo onírico en pleno verano.

El paisaje, a pesar de ambientalmente seco, proporcionaba un placer salvaje, reminiscente, mezcolanza de olores que desprendía la vegetación original calentada por el sol. En especial las higueras, que adivinaba su proximidad a no más de veinte pasos.

Al fin llegó, abriéndose plausiblemente la cala de aguas turquesas, relieve abrupto y grisáceo, con pequeñas zonas de las rocas forradas de verde mena esperanzador. Mö se quedó un tiempo contemplando el panorama, deleitándose de los colores votivos y el vuelo raso de las aves al punto de que no se percató de la presencia de un ser cuando después de reseguir el paisaje entornando la cabeza mientras observaba, cayó su vista en una forma femenina sollozando muy cerca de él.

Pareciera, de hecho, que en un principio no estuviera y apareciera instantes después.

Estaba agazapada, cercando con sus brazos las rodillas y escondiendo su rostro en ese seguro lugar que creaba con su regazo. Estaba totalmente desconsolada. El llanto era doloroso, sin redención aparente.

Mö no pudo ignorarla y se acercó a consolarla.

“Hola! ¿Por qué lloras? —dijo con cierta timidez. Ella, sin inmutarse, contestó:

“Porque todo está ya perdido.

“¿Perdido? ¿Qué has perdido?

“No es un ‘qué’ sino un ‘cómo’. Cómo se ha perdido…

Mö, que seguía sin entender, se agachaba para estar a su altura. Repuso:

“¿Es quizá un ser querido? ¿Cómo te llamas? Yo me llamo Mö.

La mujer, que empezaba a tranquilizarse le respondió ya más consciente.

“Me llamo Fridia, Guardiana de esta Cala y mi honda aflicción se debe a que mi misión ha fracasado. Después de 72868 años protegiendo esta cala y sus alrededores, no he podido mantenerla a salvo del Gran Destructor.

“¿Gran Destructor? ¿Quién es?

Fridia lo miró atentamente. Severa.

“Tu especie.

Mira en derredor tuyo. Detente y mira. Todo está plagado de deshechos. Allá donde fijo la mirada, emergen plásticos, latas, telas… Donde limpio un lugar, se ensucian otros nuevamente. En aquella zona que ves, apartada y resguardada de vientos, los barcos echan sus anclas sin control, destrozando el fondo marino. Comen, beben, charlan, ríen a bordo y luego zarpan sin importarles el daño que han causado. Si reparas tu atención por estas superficies, encuentras trozos de plástico, envases de latón, ripios, materiales sintéticos, restos de productos nocivos… No hace mucho, en este litoral, se hundieron 60 barcos.

Hundirse un barco comporta llenarse el océano de fuel, disolventes, grasas, materiales que no son degradables como pinturas, aceites de máquina, aparatos electrónicos… en fin. Una gran cantidad de deshechos que maltrecha el océano.

Pero también quiero citarte a los barcos que transportan géneros. Estos barcos que embarcan containers llenos de productos o materiales diversos. Navegando ocurre que pierden containers—sino cuando se hunden— y caen al agua miles de telas de ropa sintética, piezas de todo tipo de plástico, cables, crudo… según lo que transporten. Todo acaba en el mar.

No quiero ni nombrar los barcos propulsados con energía nuclear… Hay toneladas de ese material en el agua. Por miles de años, alterando atómicamente la fauna y flora. Algo realmente… siniestro.

Acorazados, aviones, retretes, colillas… Sumamente contaminadas están las aguas.

Consideráis las vidas humanas más importantes que el resto de Vida que las circunda, por lo que no tomáis medidas en lo que a su impacto se refiere. Sólo veis el beneficio económico que da, no su valor.

Mö estaba atónito y compungido, no hacia más que mirarla y escucharla. Jamás pensó nunca en todo aquello que Fridia explicaba. Ella continuó.

“Como ya dije, soy la Guardiana de esta Cala. Pero somos muchas y muchos Guardianes repartidos por todo el orbe. De otros muchos lugares del mundo. Miles. Y mantenemos cónclaves donde nos actualizamos, compartimos y averiguamos. Todos coincidimos en lo mismo: el Mundo muta indebidamente. Nos empezamos a ver superados por vuestra falta de raciocinio y cognición. No hemos sido capaces de mostraros la senda del Bien Supremo y la Protección. La Consciencia Plena de vuestra existencia. De hecho creemos —y así nos lo demuestran los años y milenios— que no sabéis lo que es la Vida.

Vivís en completa confusión, sin reconocer y utilizar el potencial inconmensurable del que disponéis. Asociáis evolución a través del avance de la tecnología y comodidad, sin embargo, estáis huecos por dentro. No sabéis comunicaros; de corazón a corazón.

Creéis que el mundo que habéis creado es útil y verdadero. No anheláis cambiarlo porque creéis que es normal. Pero no es así. El mundo os crea a vosotras y vosotros, no al revés.

Generáis sistemas de control llamados Gobiernos que están fuera de toda lógica y sabiduría del cosmos y vuestro planeta, que son las originales y auténticas verdades que tenéis que seguir y aprehenderlas como sistemas de control. Habéis cosificado la Vida, poniéndole un valor. Una cifra.

“¡Pero es imposible lo que estás diciendo! —espetó Mö, que ya no aguantaba más desazón. Teniendo en cuenta esto, no estaríamos con vida, y sin embargo aquí estamos.

Dudo mucho de lo que dices, Fridia…

Fridia sonrió.

“Bráculo es el Guardián del Bosque. Su tarea es que llegue toda forma de vida que habita en los bosques y montes a desarrollarse en su plenitud. No lo consigue plenamente desde hace 459 años. A su alrededor sólo ve deshechos humanos; automóviles abandonados, electrodomésticos, más plásticos, circuitos electrónicos, baterías, ripios de obra, contaminación acústica, acuíferos contaminados, pozas y lagos llenos de agonía…

Ve a los humanos llegar y tirar al bosque envoltorios, aluminio, cigarros… Los ve provocando daño a los animales. Algunos los cazan! Para venderlos o para tenerlos en casa como trofeo. Denigrante. Hay gente que incluso ha quemado bosques enteros donde luego, en vez de cuidarlos y repoblarlos de nuevo, han construido obras en él. Es decir, habéis carbonizado millones de ejemplos de Vida a cambio de construir edificios, por puro interés monetario. Y usando materiales que contaminan: hormigón, cemento, materiales sintéticos…

Ha visto como ha mermado su salud por la cantidad de construcciones que se han hecho en sus cercanías como carreteras, complejos turísticos… Todo con material artificial y contaminante. Rompiendo con cursos naturales de caminos y rieras, alterando las adaptaciones naturales de miles de animales.

Veerma es la Guardiana de la Salud, que procura que los ecosistemas estén radiantes de vitalidad, y señala especialmente la locura insana de la alimentación humana. Existe un abuso acusado de la proteína animal. Tremenda. El mundo casi le pertenece al alimento de los animales que sacrificáis para alimentaros. Los criáis hacinados, sin respetarlos, sin ver la luz del Sol ni respirar aire fresco. Apenas se mueven y prácticamente sólo comen. Enferman y se causan heridas que curáis con medicina sintética. El alimento que usáis para alimentarlos (y en parte, el vuestro también) está modificado genéticamente, altamente peligroso para el animal, el medio ambiente y vosotras/os, que acabáis por ingerirlos.

Ese pienso se cultiva a costa de deforestar selvas vírgenes las cuales dejan ya de serlo. Y esos países, lamentablemente, se encuentran en umbrales de pobreza, falta de hambre enormes, por lo que resulta doblemente absurdo.

El resultado es deforestación y envenenamiento de tierras —fragmentos del Planeta Tierra. Además de un incremento de la desesperación humana, que a menudo acaba también en muerte. En origen, esos espacios son los que se laboraban para que de manera sana se alimentara a los humanos de ese territorio —y al resto de seres vivos, restituyendo la pobreza alimentaria.

Por otro lado, muchos alimentos se exportan sin sentido. Bebidas y alimentos viajan desde zonas tropicales a zonas que no lo son, cuando potencialmente todas vuestras regiones tienen la condición natural de cultivar alimentos oriundos. A diario malviven —o malmueren— millones de animales sólo para satisfacer el ego de una única especie, sin lograr dinamizar biológicamente sus deshechos. Confusión, vivís en la confusión.

La industria vende a diario millones de unidades de alimentos que estropean vuestra calidad humana —vuestra sangre. Todo está cargado de aditivos químicos sintetizados. Prácticamente nada es natural. De hecho, si te fijas, cada vez más utilizáis máquinas llamadas microondas para calentar alimentos envasados en plásticos. Cada vez más las cocinas son de menor tamaño, para cocinar en poco tiempo. Una cocina nunca puede dejarse de tomar como un templo donde ordenarse a la hora de alimentarse.

Vais perdiendo la práctica, casi litúrgica, de cocinar y alimentarse.

Malamita, Guardiana de las Veredas, detalla cómo éstas se van difuminando por culpa de las construcciones de carreteras. Ha estado atenta y observando al instrumento que llamáis vehículo y deduce que le cuesta entender cómo habéis vendido vuestro desplazamiento bípedo a la cantidad de veneno que escupe un coche, además de irrupción de la red de carreteras, construidas de hormigón, metal y alquitrán.

Cita singularmente también la cantidad de edificios llenos de vidrio y materiales fríos que no hacen más que contaminar el suelo con la degradación temporal de los mismos materiales con los que fueron construidos.

Recreáis jardines y espacios verdes pensando que os salvará vuestra consciencia, pero no es suficiente.

Luego está Víbrio, Guardián del Ser Vivo. Según cuenta, un porcentaje sumamente elevado de especies se han extinguido y otra gran suma está por hacerlo. Hay caza furtiva, deportiva, regulada, matanza por ignorancia, destrucción de hábitat para destinar campos nuevos a cultivos, venenos que ingieren una gran cantidad de animales por cadena trófica, [des]control cinegético … Se hacen cientos de experimentos usando animales, se enjaulan a otros tantos miles en varios tipos de parques, sólo para mostraros en vuestra comodidad circundante; “Mirad! Un elefante.”

Cientos de animales son vendidos de manera ilegal, otros tantos son explotados en espectáculos callejeros o circenses… Hay personas que tienen decenas de mascotas sin darles el hábitat e higiene necesarias… Creyendo que hacen un bien!

Miles de animales que no son de un hábitat en concreto son vendidos a otros diferentes, con otras escalas de depredadores, y la posterior consecuencia potencial de que se escapen y provoquen plagas en el hábitat nuevo. A las abejas ya les ha ocurrido. Y con muchas aves, y crustáceos…

Pero las conclusiones más incongruentes, ilógicas e irresponsables nos las trae Sapienus, Guardián del Ser Humano.

Nos explica que vuestra ignorancia es tal que de manera casi natural sois hipócritas. Sois capaces de haceros fotos con un animal fuera de su elemento natural y pasároslo de foto en foto hasta que, sin quererlo, muere. Por pura ignorancia y ego.

Abogáis por mejorar el mundo, pero no sois capaces de cambiar vuestro día a día para hacerlo. Admitís vuestra bondad pero no estáis dispuestos a escuchar a vuestro prójimo.

Vivís en una nube de la cual no queréis salir porque no apostáis por vuestro potencial, vuestro presente. No sabéis de vuestro espíritu ni conciencia. Ceguera! Asimiláis modas pasajeras como ciertas conductas que para nada van acompañadas a la salud y ritmo de la Madre Tierra.

Mö llevaba tiempo que no decía nada. Tan sólo miraba al suelo, atónito, pensativo, ausente. Todo el dolor del mundo sobrevino a sus hombros. A su alma.

Frídia se dio cuenta y sonrió vehemente, feliz de hallar a Mö donde estaba, pues deseaba que ahí estuviera. Posó su mano en el hombro y le dijo:

“Mö, tranquilo. Respira hondo y siente la Vida entrar en tus pulmones. En tu cuerpo. Recuerda e inspira la memoria de las cosas bellas del mundo. Mi existencia se evade, pero mi tarea última era transmitir mi dolor —que es el tuyo también, a un ser humano. Sólo quiero hacerte saber que el mundo necesita gente despierta. Por favor, despierta al mundo, al cosmos, y transmite esta Verdad al Todo y Uno. Da sentido al mundo con tu música.

Ahora eres testigo de mi Guarda.

Besó su frente y se marchó liviana como un sueño húmedo, níveo.

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