Tic-toc y adiós
Lo que me hizo saber que estabas ya perdida, irremediablemente muerta sobre el reloj de mi muñeca, es que ya no era capaz de recordarte. Allí, en mi memoria, yo te recreaba, te hacía bailar desafiando al tiempo. Allí nos encontrábamos durante las noches solitarias. Tú decidías qué ropa llevar y yo dictaminaba cuándo te...