borrador
De torturador para torturadora Como un bicho arrancado de ella, ella se calmó. Dejó de luchar, o tratar de que, en aquella silla, atada por unas correas de cuero. Lo que él le iba a hacer era impensable. Y ella, para el placer de él, iba a sentir todo lo acordado… – Libera me. Deja...