LA HERENCIA
En esta maleta no cabe casi nada. Definitivamente es pequeña y rematadamente vieja. Me acordé de ella, por este viaje que he anhelado toda mi vida: conocer el ancho mar. Al abrir la bendita maleta, un aliento de flores marchitas, me pegó en el rostro. Sólo recuerdo que mi abuela la compró en un diciembre...