Te regalé una bonita sonrisa de Joker, en la puerta del bus, buscando con ella, cortar la mala racha de mis enamoramientos. Mis comportamientos para cortejar una dama eran de verdad : extraños y vergonzosos. Me ponía rojo como un tomate maduro cuando la veía venir, sudaba a chorros como atleta en maratón, y hasta se me enredaba la lengua. Opté por escribir en un viejo cuaderno mi declaración de amor y con mi risa de payaso primerizo fui a tu puesto y te la entregué. Tu beso prolongado curó mi timidez a los 16 años. El paseo comenzaba..requetebien.

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