Y sin querer, viajé.
Hay noches nostálgicas que nos abaten y que nos provocan un intenso deseo de viajar. No hay lugar más codiciado que aquél al que nunca podremos volver. Sin embargo, convendría saber rehuirlos; si no lo hacemos a tiempo los estaremos suspirando toda una vida. Volví a mirar la foto. Y sin querer, viajé. Cómo anhelo...