Pedazos
Acababa de anochecer. Íbamos por una carretera sin coches con la música a todo volumen. Parecía que la luna nos marcase el camino. Tú conducías. Sonó la que se convirtió en nuestra canción, una de tantas. Me cogiste la mano. – Al final del verano haremos un viaje, tú y yo, sin nadie más -dijiste...