A orillas de la ciudad
Las orillas de la ciudad se fundían con los márgenes del arroyo. Las calles corrían rectas y al final se hacían de tierra y se perdían entre matorrales, alisos, curupíes, sauces llorones y ceibos. Justo ahí, donde dejaban de ser calles y pasaban a ser senderos, el espacio se abría al desorden y a la...