Pero qué hambre
Pero qué hambre me dio de repente. Son las tres y cuarenta y cinco minutos de la tarde, almorcé hace apenas dos horas. ¿Por qué me abraza esta apetencia con tanta furia? ¿Y mi nevera? Bueno, mi nevera vive compitiendo con mi cartera a ver cuál permanece más vacía. Al parecer esta vez ha ganado...