Me gusta abrir la venta del balcón, ahora que apenas pasan coches. El otro día en el salón, entró una voz clara y alegre, acompañada de un taconeo. Era una joven hablando por teléfono con una coleta pendulante como si fuera la horquilla de un diapasón. Hablaba con seguridad y potencia, sus frases retumbaban en...

Semillero de historias de cuarentena Fundación Escritura(s) y Talleres de escritura Fuentetaja
1206participaciones
Semillero de historias de cuarentena
Ver bases
Plazo de envío de las participaciones (hasta un máximo de 3) hasta el 1 de mayo (hemos ampliado el plazo)
Plazo para puntuar y comentar a los compañeros hasta el 5 de mayo
Incertidumbre
Estábamos en uno de nuestros encuentros literarios, y, ya no nos besamos, como siempre, al encontrarnos. Como hacíamos conforme íbamos llegando. A otro día nos encerramos, confinadas, y nada volvió a ser igual. Seguí con mis turnos de trabajo. Todos estamos estresados, angustiados, avispados, vigilantes, ante los pacientes que entran. Después del turno a casa....
Emociones
El monstruo de las emociones, donde nace la rabia, el miedo, la tristeza, la alegría, el amor y la calma tiene nombre: CORONAVIRUS. Nos pasamos la vida ahogados y perdidos, el trabajo, los hijos, el ex, la compra, la casa y un largo etcétera de lamentos.La rueda del hámster nos invade, nos arrastra y nos...
Acaba de sonar el timbre
Me hago el encontradizo a la hora de bajar la basura. En el embroque yo me separo lo suficiente para ser precavido sin parecer descortés. Ella ignora que lo llaman «distancia social», pero su nieta la ha aleccionado a través de un audio por WhatsApp: «Abuela… a partir de ahora, cuando te cruces con alguien,...
Fogatas para el Veneno-Rubencito
La noche había desdoblado sus cortinas sobre aquellos parajes. El curandero consideraba la decisión de Diomedes una locura, un intento absurdo que lo conduciría al suicidio; pero su deber era acatar las órdenes. No contradecir las instrucciones del capataz de la hacienda y menos, cuando ahora, actuaba en reemplazo del patrón, por quien tristemente, él, como curandero, no pudo...
Los vuelos
0 Sueño. Que vuelo. Controlo el vuelo como nunca antes. Soy incluso capaz de dar la vuelta al cuerpo. Me elevo rápido y diviso a lo lejos una isla, voy hacia allí. Me poso, me dejo caer. Nunca antes he volado así, pienso. Ahora podría volver a casa desde aquí, velozmente, ir a cualquier lugar...
El mar en mi casa
Abres el cajón de la mesilla y suena un murmullo de nana, un vaivén recogido, mar, mar, mar… una ráfaga de sal y tabaco salpica la superficie calma, como seda desatada. Tus dedos bucean en los rincones atrapando sellos en el horizonte de madera. Y sin previo aviso se desata la tempestad. Tu mano es...
Televisión
— Entonces, papá, ¿qué es un virus? El padre volvió a suspirar mientras miraba a su hija pequeña, buscando palabras sencillas. — Es una enfermedad que se contagia, que a veces puede ser muy peligrosa. Mucha gente se pone muy malita. No quieren salir. Se quedan en casa porque no tienen fuerzas ni ganas de...
La bolsa de basura
Una bolsa de basura negra y grande, abombada, brillante. Se retuerce, definitivamente hay algo vivo dentro, escondido. Desde mi ventana, me entretengo esperando a ver qué sucede cuando pase alguien por delante. ¡Allí viene, un paseador de perro! Parece que se va a cruzar con la bolsa… El dueño se entretiene, el perro hace pis...
NO TE VAYAS DE MI VIDA, FELICIDAD
El viernes 13 de marzo, cuando regreso del trabajo, me encuentro a mi madre de 94 años, sentada en el comedor en pijama. -¿Y mi hermano? -le pregunto asustada. -Está en la cama enfermo. El sábado el presidente decreta el estado de alerta. Mi hermano tiene una cara muy rara. Se va a la habitación....
VOLVER A EMPEZAR
Harta ya de maquillarse y vestirse elegantemente por obligación, se tomó esos días como una especie de vacaciones. Podía pasar el día en chándal y deportivas, ver toda la televisión que quisiera, utilizar por fin ese equipo deportivo que para lo único que había servido hasta entonces era para coger polvo en el cuarto de...
Cinco horas prohibidas contigo
Nunca he querido que me velen. La simple idea de personas contemplando mi cuerpo inerte me produce vértigo. Los muertos nunca sonríen. Tienen ese rictus particular producido por una tez verdiazulada y una boca cosida. Yo no quiero que me cosan la boca. Hace años tuve una alumna que quería dedicarse a recomponer no vivos....