Victoria
El rey, acorralado e indefenso, se encaminaba con el paso lento y vacilante de un elefante herido hacia el rincón de la torre; para morir ahí. Traicionado por la ambición de su reina y abandonado por su ejército diezmado, encajaba impotente mis golpes precisos, que lo hacían retroceder una y otra vez. Le interrogué una...