Y volvió. Para mí que viví rodeada de religión y estaba tratando de alejarme de los dogmas.

Para vos que te creíste superior y me trataste de sudaca.

Para aquel que creyó que su sangre noble lo salvaría de huir como cualquiera de sus súbditos a recluirse lejos.

Para ustedes que decían ayudar al pueblo y ahora no saben cómo, porque se basaron en lógicas muy concretas.

Para aquellos que interpretaron la fama como símbolo de éxito y se sintieron poderosos.

Volvió el Mesías a redimir un mundo adicto al placer y al individualismo.

Como Jesús es tratado con desprecio, juzgado y condenado. Como Él tiene la fuerza de lo invisible y lo desconocido, lo pocas veces visto… lo que hace florecer lo esencial: la vida.

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