VENCIDO
De madrugada, les ve llegar. El corazón le bombea loco, buscando un hueco por el que escapar. Escucha voces y ruidos mezclados con el ronquido de los camiones que están tomando la calle. -¡Ah, no!, a mí no me pillan, ¡esta vez no! ¿por qué vuelven ahora? Sus demonios nunca han dejado de andar sueltos,...