Amaneceres distòpicos
Ardiò mi despertador, preparé el mate, abrí mi ventana y perdí la mirada en la austeridad de la noche. Subí a la terraza con la idea de filmar el despertar de la ciudad ceñida por el frío de un ominoso abril que nos encontró a todos siendo espectadores, experimentadores y posibles víctimas de la plaga fortuita. Irremisiblemente, el...