club de escritura Fundación Escritura(s)-Fuentetaja
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Semillero de historias de cuarentena Plazo de envío de las participaciones (hasta un máximo de 3) hasta el 1 de mayo (hemos ampliado el plazo)
Plazo para puntuar y comentar a los compañeros hasta el 5 de mayo
Con mi vecino de enfrente somos los únicos viejos que existen en varias cuadras a la redonda y no es porque los otros hayan muerto de coronavirus u otras dolencias, sino porque es un barrio nuevo, de gente joven que arrastraron a vivir con ellos a sus padres. Por las mañanas, tipo once, hacemos acto...
Ya tomé mi pastilla para la presión de la noche, la tomo con agüita de hojas de naranjo, me ayuda a dormir mejor. La otra mitad la debo tomar por la mañana. Me he quedado solo en la casa que alguna vez fue familiar, tiene los mismos muebles de hace mil años, los mismos cuadros...
-¡Ma!, ¿qué es o era una Nona? -¿Y por qué preguntas eso? -¡Es para un trabajo de investigación! -Busque usted la respuesta pues, tiene harta tecnología a mano. -Pero… tengo flojera y me gustan más tus definiciones que las de los diccionarios. Por fa, ¿ya? -Bueno, ¡Era un vocablo que utilizaban en Italia para designar...
El pasado 12 de marzo, en que cumplía 91 años, tuve la oportunidad de felicitar y hablar con mi madre, en un estado de repentina mejoría y lucidez. Pese a los crecientes controles de las visitas impuestos por el coronavirus, conseguí un permiso especial de la directora de la Residencia, donde llevaba un mes ingresada...
Nunca he querido que me velen. La simple idea de personas contemplando mi cuerpo inerte me produce vértigo. Los muertos nunca sonríen. Tienen ese rictus particular producido por una tez verdiazulada y una boca cosida. Yo no quiero que me cosan la boca. Hace años tuve una alumna que quería dedicarse a recomponer no vivos....
Si los inuits son pobladores que se han hecho a base de contar historias, yo podría considerarme como una parte de sus moradores, ya que para mí, el mayor placer es sentarme con mis dos nietos pequeños y relatarles la vida de sus antepasados, la suya propia, la de sus padres cuando ellos tenían su...
Según los relojes, todos los días tienen veinticuatro horas, más con esta pandemia no duran lo mismo. Antes, para nosotras las mayores pasaban a toda velocidad, pero ahora con el confinamiento parece como si no acabaran. Desde la butaca verde de mi habitación, observo el reloj de pared, sus manecillas se mueven como de costumbre,...
Recuerdo un refrán español que dice: «No hay mal que por bien no venga» A pesar de la cuarentena ya no hay soledad en mi casa al otro lado del teléfono están las voces de mis hijos repican cada día cuídate mama son palabras que suenan dulces y armoniosas son palabras que llegan al fondo...
Llegado el momento en que termina la necesidad de dejar huella, la necesidad de seducir, la ilusión de gustar o agradar, llegado el momento de la calma, de la compasión sin conclusión, de la pragmática resolución, de mirar para ver lo que existe y dejar de escudriñar buscando algo más interesante que el paisaje que...
Veo a mi vecino Pepe, con sus guantes, tirando la basura. Hace muchos años que le conozco y siempre hemos bromeado con ser hermanos, Jose Fernández y Carmen Fernández, qué español, como mi madre y su hermano ahora que lo pienso, los dos fuertecillos, menudos y con carácter. Me asomo a la ventana ¡Pepeeee, Pepeeeee,...
En mi pueblo no aplaude nadie. Oigo a los sapos croar en el descampado, donde antes aparcaban los coches. Iba a sacar la basura pero me vuelvo cargada porque pasa un chico con un perrito. Después salgo yo, mi perro salta, veo las estrellas y cantan muchísimos grillos. Hace ya tiempo que la plaza del...
Me levanto sin saber dónde estoy. Siento un cosquilleo de ilusión. Abro bien los ojos. Estoy en casa. No entiendo qué ha pasado. Veo mi despacho improvisado en la esquina. Entonces me acuerdo. Y cuento otro día. Igual que ayer. Quizás mañana sea distinto.
