Primavera 2021

Irremediablemente en 2020, aquel año grabado a fuego por el coronavirus, llegó la primavera y, aunque tardía, llenó de flores y hojas con savia nueva aquel balcón rescatado del olvido por el obligado aislamiento. Esos dos metros cuadrados eran nuestro particular altavoz al mundo. El lugar donde se concentraba la expresión colectiva familiar varias veces al día para decirle a nuestro pequeño universo que seguíamos allí, vivos, peleando por adaptarnos a un escenario de dudas y amenazas.

Las niñas no salían salvo a pasear al perro y hubo un momento en que incluso el silencio de la calle las asustó, creando también en el can tal angustia que los paseos se acortaron más de lo habitual.

Las prisas pararon de golpe. Y aunque nos empeñamos en tener algo que hacer cada minuto, la desidia del pijama nos arrastró algún día a pensar que nada sería igual después del confinamiento.

La guerra del Covid 19 limpió el planeta del ansia por vivir a tope y nos hizo volver a mirarnos por dentro, hablarnos con el corazón y florecer de nuevo como personas, dejando atrás los autómatas y serviles individuos urbanitas que éramos antes.

Sufrimos pero ganamos.

Y ahora, un año después de aquella contienda que tantas almas arrasó, las flores vuelven a llenar el balcón mimado por los recuerdos de hace un año. Un lugar limpio, lleno de plantas, con sus rejas recién pintadas, que vuelve a recibir la primavera… Irremediablemente.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS