Prohibido tirar nada
En este pueblo no hay niños. Ni vientres fértiles que los alumbren. El día en el que di tres vueltas de llave a la puerta de la escuela, cerrándola por última vez, este pueblo comenzó a morirse. Solo quedaban los dos hijos de un temporero: insuficientes para que permaneciera abierta. Un autobús los recogía cada...